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Envejecer con calidad de vida: desafíos, obstáculos y pautas a seguir

 

Actualmente, según cifras de la ONU, alrededor del 10% de la población mundial tiene 65 años o más. Se espera que este porcentaje alcance el 16% en 2050 y el 28% en 2100. Las regiones más afectadas por el envejecimiento son Europa, Asia Oriental y América del Norte. En Europa, se estima que para 2050 la población mayor de 65 años representará el 28% del total.

En España, este envejecimiento demográfico se atribuye principalmente a dos factores: la baja tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Esta combinación resulta en un notable aumento en la proporción de personas mayores, tanto de 65 años en adelante como de 80 años en adelante. Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que entre 2020 y 2030, aproximadamente el 30% de la población española superará los 60 años. Según explica la experta de VIU y doctora en Psicología, Dra. María Antonia Parra-Rizo, este cambio demográfico “plantea importantes implicaciones sociales, económicas y de salud pública que requieren una atención y planificación a largo plazo adecuadas”. Específicamente, el aumento de la longevidad, indica la Dra. Parra-Rizo “nos obliga a realizar preguntas fundamentales sobre las habilidades y capacidades funcionales de las personas a medida que envejecen”.

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 Dra. María Antonia Parra-Rizo

A medida que las personas viven más tiempo, se enfrentan a una serie de desafíos relacionados con la salud y el bienestar, destacando la importancia del mantenimiento de las habilidades cognitivas. A nivel mundial, más de 55 millones de personas sufren de demencia, con la mayoría residiendo en países de ingresos medios y bajos, y según señala la OMS, se registran casi diez millones de nuevos casos cada año. Aunque ciertas capacidades cognitivas pueden disminuir con la edad, como la velocidad de procesamiento o la memoria a corto plazo, la experta de VIU recalca que “se ha demostrado que otras habilidades, como la sabiduría o la resolución de problemas basada en la experiencia, pueden mejorar con el tiempo” por lo que es “importante destacar que el envejecimiento no siempre resulta en un deterioro cognitivo inevitable, y que mantener un estilo de vida saludable, que incluya una alimentación equilibrada, ejercicio regular y estimulación mental, puede tener un impacto significativo en la preservación de las habilidades cognitivas a lo largo de la vida”.

Al desafío de mantener las habilidades cognitivas, la longevidad también añade el de conservar las capacidades físicas y funcionales de las personas. A medida que pasa el tiempo, indica la Dra. Parra-Rizo “es común experimentar cierto declive en la fuerza muscular, la flexibilidad y la resistencia”. Sin embargo, “esto no implica necesariamente una aceptación resignada de una disminución inevitable en nuestra capacidad funcional. De hecho, el ejercicio regular, especialmente el entrenamiento de fuerza y el ejercicio aeróbico, puede contrarrestar los efectos del envejecimiento en el cuerpo, preservando la fuerza muscular, la densidad ósea y la salud cardiovascular”, señala. 

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El ejercicio de fuerza ofrece una gran capacidad de prevención, en cualquier etapa de la vida, frente a los desafíos físicos planteados por el envejecimiento

Además de la actividad física, “mantener una alimentación balanceada, un peso saludable, garantizar un adecuado descanso y gestionar el estrés son fundamentales para mantener la funcionalidad física a medida que envejecemos”, explica la experta de VIU. Es decir, que adoptar hábitos saludables desde temprana edad puede tener un impacto significativo en nuestra calidad de vida en la vejez.

De hecho, el bienestar percibido en las personas mayores está estrechamente relacionado con su capacidad funcional. En palabras de la Dra. Parra-Rizo la capacidad de realizar las actividades diarias con facilidad y autonomía es esencial para experimentar un sentido satisfactorio de bienestar en la tercera edad. Se ha observado una correlación entre la actividad física y el bienestar general, lo que sugiere que mantener altos niveles de actividad diaria puede promover un estado mental positivo y proporcionar recursos para enfrentar los desafíos asociados con el proceso de envejecimiento”. 

Desafíos y obstáculos para envejecer con calidad de vida

La Dra. María Antonia Parra-Rizo, señala que, a la hora de buscar la mayor calidad de vida posible de la población adulta mayor, es necesario tener en cuenta una serie de desafíos y obstáculos:

Salud y bienestar: Con el envejecimiento de la población, se observa un aumento en la incidencia de enfermedades crónicas y condiciones de salud relacionadas con la edad, como la demencia, la osteoporosis, la diabetes y enfermedades cardiovasculares. Esto genera una mayor demanda sobre los sistemas de salud para proporcionar cuidados y tratamientos adecuados, y también pone la responsabilidad en los individuos para mantener estilos de vida saludables y acceder a cuidados preventivos.

Sostenibilidad financiera: El incremento en la esperanza de vida plantea desafíos financieros para los sistemas de pensiones y seguridad social. Con una población que envejece, existe la preocupación de que los fondos de pensiones y los sistemas de seguridad social puedan enfrentar dificultades para financiar las necesidades de una población jubilada durante períodos prolongados. Además, esto implica un costo adicional para el sector sociosanitario.

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Son muchos los factores que influyen en un envejecimiento saludable y que permita disfrutar plenamente de esta etapa de la vida

Cuidado y apoyo a largo plazo: Con el aumento en el número de personas mayores, la demanda de servicios de cuidado a largo plazo, tanto en hogares de ancianos como en atención domiciliaria, está en constante crecimiento. Garantizar un acceso equitativo a servicios de calidad y asegurar la viabilidad financiera de estos servicios son desafíos de gran envergadura.

Aislamiento social y soledad: A medida que las personas envejecen, se enfrentan a un mayor riesgo de aislamiento social y soledad, especialmente si experimentan pérdidas de seres queridos o limitaciones físicas que dificultan su participación en actividades sociales. Abordar la soledad y promover la inclusión social entre los adultos mayores se convierte en un desafío crucial para salvaguardar su bienestar emocional y mental.

Discriminación por edad: Existe una tendencia social hacia la discriminación basada en la edad, donde los adultos mayores frecuentemente son objeto de estereotipos negativos y discriminación en entornos laborales, de atención médica y en otros ámbitos. Superar estos prejuicios y promover una cultura de respeto y reconocimiento de las contribuciones de los adultos mayores resulta esencial para construir sociedades más inclusivas y equitativas.

Accesibilidad y diseño urbano: Garantizar que los entornos urbanos sean accesibles y estén diseñados teniendo en cuenta las necesidades de los adultos mayores es otro desafío crucial. Esto implica asegurar la disponibilidad de viviendas adaptadas, un transporte público adecuado, espacios públicos seguros y accesibles, así como servicios de atención médica y sociales fácilmente accesibles.

En conclusión, explica, la Dra. Parra-Rizo “el fenómeno de la longevidad plantea importantes consideraciones sobre las habilidades y capacidades funcionales de las personas a medida que envejecen. Aunque es inevitable que el proceso de envejecimiento traiga consigo cambios en el cuerpo y la mente, adoptar un enfoque proactivo hacia la salud y el bienestar a lo largo de la vida puede contribuir en gran medida a preservar nuestras habilidades y capacidades funcionales. Esto nos permite disfrutar de una vida activa y gratificante en la vejez”.

 

Emilio Vivallo VIU
Emilio Vivallo-Ehijo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.